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Trump y Musk se separan y Washington contiene la respiración

Tal vez siempre estuvo destinado a terminar así, con dos multimillonarios publicando mensajes airados sobre el otro en las redes sociales, con los dedos volando sobre las pantallas de sus dispositivos móviles mientras su incandescente disputa se recrudecía por momentos.

Pero aunque el final fuera predecible, no por ello fue menos impactante. Después de largos meses en los que Donald Trump y Elon Musk parecían unidos en su caótica misión de remodelar Washington, su relación implosionó esta semana como una estrella que se convierte en supernova.

Comenzó con Musk quejándose sobre el eje central de la agenda legislativa de Trump, algo que, en un primer momento, el presidente de Estados Unidos se tomó con calma. Al final, Trump dejó escapar que estaba decepcionado con su exasesor, lo que llevó a Musk a desatar una avalancha de insultos y burlas.

Trump, que no es de los que se echan atrás en una pelea, no pudo contenerse más. Publicó que Musk había estado “desgastándose”, que le había “pedido que dejara” su administración y que el titán tecnológico se había “vuelto LOCO”.

Tal vez, amenazó Trump, debería ahorrar dinero a los contribuyentes cancelando los contratos y subsidios gubernamentales a las empresas de Musk.