Tras un fin de semana conteniendo el crecimiento explosivo de incendios que destruyeron miles de hogares y mataron al menos a 24 personas en el área de Los Ángeles, los bomberos tuvieron un ligero respiro con un clima más calmado, pero miraban con recelo un pronóstico que anticipa más viento.
De ocurrir eso, los focos en casas y valles ya quemados podrían reavivarse, enviando brasas a zonas no quemadas a millas de distancia. Nuevos incendios podrían añadir complicaciones.
El número de muertos aumentó el domingo por la noche con un nuevo reporte del forense del condado Los Ángeles. Al menos 16 personas estaban desaparecidas, un número que las autoridades también dijeron que probablemente aumentaría.
Sin embargo, la calma relativa del domingo permitió que algunas personas regresaran a áreas previamente evacuadas.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió advertencias de bandera roja por condiciones graves de incendio hasta el miércoles, con vientos sostenidos de 80 kilómetros por hora (50 millas por hora) y ráfagas en las montañas de hasta 113 km/h (70 mph). El día más peligroso será el martes, advirtió el analista de comportamiento de incendios Dennis Burns en una reunión comunitaria el domingo por la noche.