Un terremoto de magnitud sin precedentes en un cuarto de siglo sacudió Taiwán durante la hora pico de la mañana del miércoles, cobrando la vida de al menos nueve personas, dejando a decenas más heridas y atrapando a numerosas personas en canteras. Aunque se activó inicialmente una alerta de tsunami, posteriormente fue suspendida.
El epicentro del sismo se localizó frente a la costa del condado rural y montañoso de Hualien, donde varios edificios se inclinaron en ángulos peligrosos y sus pisos inferiores quedaron aplastados. A una distancia un poco mayor de 150 kilómetros (93 millas), en la capital Taipéi, se desprendieron tejas de los techos de edificios antiguos, y las escuelas evacuaron a sus estudiantes hacia campos deportivos, equipándolos con cascos de seguridad amarillos. Algunos niños se resguardaron bajo libros de texto para protegerse de la caída de objetos mientras las réplicas continuaban.
Taiwán se ve sacudido periódicamente por terremotos y su población se encuentra entre las mejor preparadas para afrontarlos, pero las autoridades dijeron que esperaban un sismo relativamente leve y, por lo tanto, no enviaron alertas. El eventual temblor fue lo suficientemente fuerte como para asustar incluso a las personas acostumbradas a tales sacudidas.